Alfonsina se asomó hace unos días entre los recuerdos del Espejo de Sarah. Pero no solo fué un reflejo, sino muchos….Alfonsina me da alegría, es un espejismo, un misterio, una ráfaga. Alfonsina es fuerte. Pero su nombre, hermoso como ella sola, tiene un óleo de tristeza en su pasado. Un pasado remoto. Un pasado cantado por una mujer sureña, una mujer total y completa.

Es una melodía triste e intensa. Pero con Alfonsina la tristeza tiene ojos negros profundos y sosegados. Con Alfonsina, la tristeza también es bella…

«Por la blanda arena que lame el mar // su pequeña huella no vuelve más // un sendero solo de pena y silencio llegó hasta el agua profunda.//Un sendero solo de penas mudas llegó hasta la espuma. //

¡Sabe Dios qué angustia te acompañó! //¿qué dolores viejos calló tu voz para recostarte arrullada en el canto de las caracolas marinas? // La canción que canta en el fondo oscuro del mar la caracola.

Te vas Alfonsina con tu soledad,//¿qué poemas nuevos fuiste a buscar? //Una voz antigua de viento y de sal te requiebra el alma y la está llevando…//Y te vas hacia allá como en sueños dormida, Alfonsina, vestida de mar….

Cinco sirenitas te llevarán por caminos de algas y de coral //y fosforescentes caballos marinos harán una ronda a tu lado //y los habitantes del agua van a jugar pronto a tu lado. //Bájame la lámpara un poco más. //Déjame que duerma, nodriza, en paz. //Y si llama él, no le digas que estoy, dile que Alfonsina no vuelve.

// Y si llama él no le digas nunca que estoy, di que me he ido.»

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Alfonsina y el mar, Mercedes Sosa.